A, B, C, Demisexualidad y otras letras

Hace un par de meses platicaba con mis amigas sobre las formas en que nos relacionamos sexo-afectivamente y durante nuestra charla, coincidimos en que nuestro interés por alguien no está siempre relacionado con un interés físico, es decir, que nunca hemos experimentado el famosísimo “amor a primera vista”. Nos encontramos con que incluso las personas con las que nos hemos relacionado en el pasado ni siquiera se parecen a nuestros crushes imposibles de la industria musical, y que más bien lo que nos atrae es que sean personas con sentido del humor, que sean inteligentes, o que sean protectoras.

Entonces, esta entrada pretendía solo hablar de la demisexualidad, pues al final de este intercambio de experiencias concluimos con asumirnos de esta forma. Sin embargo, entre más leía al respecto caí en cuenta que la cosa es más amplia y más compleja.

Hay un mundo de posibilidades allá afuera

Seguro te has preguntado ¿la qué?, ¿para qué?, ¿con quién? Hay algo llamado “orientación sexual”, que en palabras simples es lo que te atrae física, sexual o románticamente. Esta preferencia sexual depende de cada persona y su preferencia en gustos.

Como dicen por ahí “en gustos se rompen géneros”, y tal cual el abanico se abre más allá de las orientaciones sexuales “más comunes” o que al menos ya ubicamos por el acrónimo LGBT.

Pero, ¿qué pasa con el resto de las letras?

En el espectro de la sexualidad, que es amplio, encontramos otras orientaciones como lo son: la alosexualidad, asexualidad, sapiosexualidad y un largo etcétera. Para hablar de la demisexualidad es necesario presentar a las otras letras como la asexualidad, pues esta abraza a la grisexualidad y a la demisexualidad en su comunidad, también llamada “aces” (sí, como en el póquer), debido a que comparten experiencias similares en sus relaciones interpersonales.

Las personas asexuales no sienten interés por relacionarse sexualmente con otras personas. Hay personas asexuales que sí pueden experimentar el sexo, pero no es algo interesante o cómodo, hasta pueden o no llegar a sentir deseo erótico sin tener algún tipo de actividad sexual. Cabe señalar que la asexualidad no es igual a ser arromántico, pues hay asexuales que si tienen relaciones románticas, o sea, si sienten atracción o forman vínculos emocionales, pero no sexuales.

La grisexualidad, por otra parte, como su nombre lo ordena, es un terreno gris de atracción sexual. Es parte del espectro de la asexualidad porque las personas grisexuales podrían interesarse sexualmente por otra persona, sin importar el sexo-género, si esta cumple con alguno de sus gustos como características físicas o por sentirse atraídas emocionalmente.

Suena ambiguo porque lo es, pero lo que sucede con lxs grisexuales es que pueden o no sentir atracción sexual (en menor medida) en situaciones esporádicas, y esta dependerá de cada persona y su forma de relacionarse.

Por otro lado, la alosexualidad surge como una antítesis de la asexualidad para poder definir a las personas que si sienten atracción sexual dependiendo su orientación sexual. Esta categoría surge como una respuesta para la autodefinición de la comunidad aces. Es decir, si nos asumimos como asexuales por nuestra forma de relacionarnos, ¿qué sería lo contrario?, la respuesta sería la alosexualidad, una persona que puede relacionarse sexualmente con o sin vínculos emocionales previos, que puede tener sexo casual, que sienten deseo o atracción física y sexual a primera vista, etc.

Ahora bien, la demisexualidad se define como las personas que solo llegan a sentir atracción sexual hasta formar un vínculo, podríamos decir que no sienten deseo sexual a primera vista o en un primer contacto, sino hasta después de tener una relación, ya sea para conocer a la persona o crear confianza.

¿Entonces si mi novie es demisexual quiere tener sexo con todes sus amigues? Ojo, las personas demisexuales aunque necesiten de una conexión o interés romántico/emocional a priori para sentir atracción sexual, no quiere decir que deseen relacionarse sexualmente con todas las personas que conocen y tienen algún tipo de relación.

De hecho, las personas demisexuales pueden tener un tipo ideal de persona, por ejemplo, una lista de atributos físicos tales como: que tenga el cabello largo y negro, estatura de 1.80, ojos verdes, etcétera, etcétera, etcétera. Y, sin embargo, ver pasar a su tipo ideal por la calle, pero no sentir la necesidad de tener relaciones sexuales con esa persona. Incluso, puede que sientan atracción por personas que ni siquiera cuenten ninguna de las características definidas en su “tipo ideal”.

Algo muy interesante de la demisexualidad, al igual que la asexualidad y grisexualidad, es que podría considerarse como una sub-orientación pues personas que son gay, lesbianas, o bisexuales, aun con sus preferencias, no sentirían un interés sexual a menos de que exista un vínculo previo. Por ejemplo una mujer puede sentir solo atracción romántica por otra mujer y considerarse asexual.

Dato curioso: la bandera de la comunidad aces tiene los colores gris (por lxs grisexuales), negro (por lxs asexuales), blanco (por la sexualidad), y morado (por comunidad).

Un, dos, tres, por todxs mis comadres

Si bien es difícil contabilizar cuántas personas somos LGBT, porque la sexualidad es algo muy complejo de definir, es importante contarnos para visibilizar que existimos.

En el caso de México, según la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y De Género 2021 (ENDISEG), somos más de 5 millones de personas que nos reconocemos como población LGBT, lo que se traduce en el 5.1% de la población total. Sin embargo, vale la pena destacar que dentro de este recuento se engloba como “otro” al resto de identidades. Lo que de nuevo invisibiliza y pone en el “mismo costal” a demisexuales, grisexuales, asexuales, etc.

De acuerdo con el informe de la encuesta de la comunidad Ace de 2020, que se realizó en línea, el 93% de las personas encuestadas se consideran a sí mismas dentro del espectro asexual, de las cuales el 69.8% se consideran asexuales, el 10.6% se asumen como grisexual, y solo el 8% se identifican como demisexuales.

Esta encuesta se llevó a cabo a nivel mundial dando como resultado la recuperación de experiencias de más de 15 mil personas, aún representando una minoría dentro de las diversidades sexuales, refleja la importancia de garantizarles el ser reconocidas como sujetas de derechos.

Entendemos que puede ser complejo contabilizar todas esas sub-orientaciones o categorías, no obstante, vale la pena hacer la precisión no para ser un número más, sino para manifestarnos y ejercer plenamente nuestros derechos sexuales y reproductivos como juventudes diversas, pues un dato muy interesante que arrojó la ENDISEG es que más juventudes se asumen como disidentes sexuales. Tan solo en esta encuesta de 2021 en el grupo etario de 15 a 19 años, más del 30% se reconocen como parte de la diversidad sexual.

Pienso que…

Es válido no querer etiquetarnos y ser solo personas que aman a otras personas, en un mundo ideal no necesitaríamos de estas categorías para relacionarnos libremente. Pero también es válido ejercer nuestro derecho a la identidad sexual, porque hablar de otras identidades nos lleva a reconocer y legitimar diferentes modelos de convivencia lo que nos permite ejercer plenamente nuestro derecho a vivir una vida sin discriminación y de igualdad.

Hablemos de diversidad dentro de la diversidad

El acrónimo LGBT se usa como una herramienta para la economía del lenguaje, entonces, sí, usemos este acrónimo para hablar de todas las identidades, pero intentar que cuando hablemos de este no se monopolice a una sola identidad sexual, no solo se trata de hombres gays, pues somos una sopa de letras con un montón de elementos que nos atraviesan.

Nos llaman minoría a más de cinco millones de personas, pero somos más que la población total del estado de Michoacán, y aun así dentro de esta “minoría” hay otras que no podemos dejar atrás o borrarlas en la lucha por el reconocimiento y defensa de nuestros derechos sexuales y reproductivos. No olvidemos que tenemos derecho a decidir de forma libre, autónoma e informada sobre nuestro cuerpo y nuestra sexualidad, derecho a decidir con quién o quiénes nos relacionamos erótica y socialmente, y sobre todo tenemos el derecho a ejercer y disfrutar de nuestra sexualidad plenamente.

Fuentes:

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